viernes, 17 de junio de 2011

To Nephrite.



Una canción del soundtrack de Sailor Moon. Dedicada a Ramiro/Nephrite (también conocido como Masato Sanjoin).
Los fans no le olvidan... T_T

Nephrite Forever



La muerte más emocionante de un personaje de anime. ¿Quién no recuerda cómo murió Ramiro?. Después de prometerle a Kari que la acompañaría a tomar postre de chocolate... Después de que Ramiro aprendiera a reír por primera vez...
De pequeña lloré cómo una magdalena con esta escena. Es mi favorita de todo Sailor Moon.
<<‒ Lo siento... te he mentido todo el tiempo... Creo que ya no podré ir a tomar postre de chocolate contigo...>>
Y Ramiro se desvanece en la noche...

martes, 14 de junio de 2011

For my mother, with love II





For my mother, with love






Mi madre es artista. Una maravillosa pintora, para ser más exactos.
Ella tiene un espíritu poético y extraordinario, muy acorde con su profesión.
Su hija Ana (vamos, yo), que quiere ser escritora, la admira muchísimo. Le encantaría llegar a ser tan artista cómo su madre, por mérito y espíritu igual que ella.
Aquí le dejo a mi madre una bonita selección de cuadros, para una bonita pintora, que ella sabrá entender mejor que nadie. Y espero que los disfrute mucho.


domingo, 12 de junio de 2011

The Death of Ophelia II



Dos imágenes más, maravillosas, sobre el tema de Ofelia.
No me han cabido en el anterior mensaje, por eso las subo en éste para finalizar ya con "Hamlet".

The Death of Ophelia






La historia de la desdichada Ofelia de la obra de teatro: “Hamlet, príncipe de Dinamarca” (by William Shakespeare) siempre me ha parecido muy hermosa, y muy poética. Por trágica que sea. Cito el delirio de Ofelia, que la llevará a un desenlace fatal. Y adjunto algunas pinturas famosas sobre ella.

[***]

<< Reina: ¿Qué tal, Ofelia?

Ofelia (cantando):


¿Cómo te conocería,

dueño de mi corazón?

‒Por el sombrero de conchas,

las sandalias y el bordón.


Reina: ¡Ay, querida amiga! ¿A qué viene ese cántico?

Ofelia: ¿Que decís? No; permitidme un momento; atended (cantando):


Ya está muerto, señora;

nos ha dejado;

verde alfombra de césped

lo ha sepultado,

y a sus pies una losa

de mármol blanco.


¡Oh, oh!...


Reina: ¡Sí, pero Ofelia!...

Ofelia: Os lo ruego, atended (cantando):


Es tan blanca su mortaja

como la nieve del monte


Entra el Rey




Reina: ¡Oh, desdichada! Mirad aquí, señor.

Ofelia: (Continuando su canto):


Y bajaron su tumba,

adornándose con flores

humedecidas con lágrimas

de sus fieles amadores.


Rey: ¿Cómo estás, linda doncella?

Ofelia: Bien; Dios os lo pague... Cuentan que la lechuza era hija de un panadero. ¡Señor! Sabemos lo que somos, más no sabemos lo que podemos ser. Dios bendiga vuestra mesa.

Rey: ¡Desvaríos acerca de su padre!

Ofelia: Por favor, ni una palabra de esto; mas si os preguntan qué significa, decid lo siguiente (cantando):


Mañana es la fiesta

de San Valentín;

al toque del alba

vendré por aquí-

Iré a tu ventana,

que soy doncellita,

pronta a convertirme

en tu Valentina.

Entonces él se alza

y pónese aprisa ligero vestido;

y, abriendo la puerta,

entró doncella, que tal no ha salido.


Rey: ¡Hermosa Ofelia!...

Ofelia: Mirad, va de veras; sin grosería alguna voy a terminar esta canción (cantando):


¡Por Jesús y la Santa Caridad!

¡Desdichada de mí! ¡Ay, qué vergüenza!

Hacen todos los jóvenes lo mismo

cuando este propio caso se les brinda.

Pues juro a Dios que es una acción villana

contestó la doncella‒, porque antes

de tenderme en el lecho, prometiste

unirte en sacrosanto matrimonio.


Repuso él:


Y tal hiciera, por la luz del Sol,

si no te anticiparas a mi tálamo.


Rey: ¿Desde cuándo está así?

Ofelia: Espero que todo irá bien. Hemos de tener paciencia. Pero no puedo menos de llorar pensando que le pondrán allí, en la tierra fría. Mi hermana lo sabrá; y así, os agradezco vuestro consejo. ¡A ver, mi coche! ¡Adiós, señoras!. ¡Buenas noches, amables señoras! ¡Buenas noches, adiós, adiós! (Sale)




[...]


Laertes: ¿Qué sucede? ¿Qué estrépito es ése? (Vuelve a entrar Ofelia, como antes, pero fantásticamente adornada con flores y hierbas silvestres) ¡Oh, fiebre, seca mis sesos! ¡Lágrimas siete veces amargas, consumid la sensibilidad y potencia de mis ojos! ¡Juro por el cielo que tu locura se pagará con creces, hasta que el castigo tuerza el fiel de la balanza! ¡oh, rosa de mayo, preciada niña, amorosa hermana, dulce Ofelia! ¡Oh, cielos! ¿Es posible que el juicio de una tierna doncella sea tan frágil como la vida de un anciano? La naturaleza es sutil en achaques de amor, y sutil como es, plácele exhalar alguna preciosa prenda en pos del ser amado.

Ofelia: (Cantando)


Lleváronle en su ataúd

con la cara descubierta.

A la non, non, noninanón;

A la non, non, noninanón.

Y llovieron muchas lágrimas

sobre su tumba entreabierta.


¡Adiós palomito mío!.


Laertes: ¡Si estuvieras en tu juicio y me inclinaras a la vergüenza, no me conmoverías tanto como el verte así!

Ofeli: (Cantando)


Cantad abajo, abajito

y llamadle, que está abajo.


¡Oh, qué bien va con el tono del estribillo! Fue el infiel mayordomo, que robó a la hija de su señor.


Laertes: Esa nonada dice más que muchos discursos.

Ofelia: (A Laertes) He aquí, romero, que es para la memoria; acuérdate, amor mío, te lo ruego; y aquí trinitarias, que son para los pensamientos.

Laertes: Una lección en la locura; pensamientos y recuerdos, ¡todo bien acorde!

Ofelia: (Al Rey) Aquí os traigo hinojo y aguileñas. (A la Reina) Aquí, ruda para vos, y también algo de ella para mí; nosotras podemos llamarla hierba de la gracia los domingos. ¡Ah!, mas vos habréis de llevar vuestra ruda de un modo distinto. Ahí va una margarita (A Horacio). Bien quisiera ofreceros algunas violetas; pero se marchitaron todas cuando murió mi padre. Dicen que tuvo un buen fin. (Cantando):


Porque mi buen Robin

es toda mi alegría


Laertes: Reflexiones y congojas, delirios y el mismo infierno, todo lo vuelve en gracia y lindeza.

Ofelia: (Cantando):


¿Y no volverá otra vez?

¿Y otra vez no volverá?

No, no, porque ya está muerto

en su sepulcro de piedra,

y nunca más volverá.

Su barca era cual nieve;

su cabello, como el lino.

Se ha marchado, se ha marchado;

son vanos nuestros suspiros.

¡Dios se apiade de su alma!


¡Y de todas las almas cristianas! Así lo pido a Dios. Sea Él con vosotros. (Sale)

I am half-sick of shadows, said the Lady of Shalott






En ésta nueva entrada pongo un poema que me encanta. Se trata de: "La Dama de Shalott" de Tennyson.
También subo unos cuantos cuadros que tratan sobre el tema.

LA DAMA DE SHALOTT
I
A ambos lados del rio se despliegan
sembrados de cebada y de centeno
que visten la meseta y el cielo tocan;
y corre junto al campo la calzada
que va hasta Camelot la de las torres;
y va la gente en idas y venidas,
donde los lirios crecen contemplando,
en torno de la isla de allí abajo,
la isla de Shalott.
El sauce palidece, tiembla el álamo,
cae en sombras la brisa, y se estremece
en esa ola que corre sin cesar
a orillas de la isla por el rio
que fluye descendiendo a Camelot.
Cuatro muros y cuatro torres grises
dominan un lugar lleno de flores,
y en la isla silenciosa vive oculta
la Dama de Shalott.
Junto al margen velado por los sauces
deslízanse tiradas las gabarras
por morosos caballos. Sin saludos,
pasa como volando la falúa.
con su vela de seda a Camelot:
mas, ¿quién la ha visto hacer un ademán
o la ha visto asomada a la ventana?
¿O es que es conocida en todo el reino,
La Dama de Shalott?
Sólo al amanecer, los segadores
que siegan las espigas de cebada
escuchan la canción que trae el eco
del río que serpea, transparente,
y que va a Camelot la de las torres.
Y con la luna, el segador cansado,
que apila las gavillas en la tierra,
susurra al escucharla: "Ésa es el hada,
La Dama de Shalott".
II
Allí está ella, que teje noche y día
una mágica tela de colores.
Ha escuchado un susurro que le anuncia
que alguna horrible maldición le aguarda
si mira en dirección a Camelot.
No sabe qué será el encantamiento,
y así sigue tejiendo sin parar,
y ya sólo de eso se preocupa
la Dama de Shalott.
Y moviéndose en un límpido espejo
que está delante de ella todo el año,
se aparecen del mundo de las tinieblas.
Allí ve la cercana carretera
que abajo serpea hasta Camelot:
allí gira del río el remolino,
y allí los más cerriles aldeanos
y las capas encarnadas de las mozas
Pasan junto a Shalott.
A veces, un tropel de damiselas,
un abad tendido en almohadones,
un zagal con el pelo ensortijado,
o un paje con vestido carmesí
van hacia Camelot la de las torres.
Y alguna vez, en el azul espejo,
cabalgan dos a dos los caballeros:
no tiene caballero que la sirva
la Dama de Shalott.
Pero aún ella goza cuando teje
las mágicas visiones del espejo:
a menudo en las noches silenciosas
un funeral con velas y penachos
con su música iba a Camelot;
o cuando estaba la luna en el cielo
venian dos amantes ya casados.
"harta estoy de tinieblas", se decía
la Dama de Shalott.
III
A un tiro de flecha de su alero
cabalgaba él en medio de las mieses:
venía el sol brillando entre las hojas,
llameando en las broncíneas grebas
del audaz y valiente Lanzarote.
Un cruzado por siempre de rodillas
ante una dama fulgía en su escudo
por los remotos campos amarillos
cercanos a Shalott.
Lucía libre la enjoyada brida
como un ramal de estrellas que se vé
prendido de la áurea galaxia.
Sonaban los alegres cascabeles
mientras él cabalgaba a Camelot:
y de su heráldica trena colgaba
un potente clarín todo de plata;
tintineaba, al trote, su armadura
muy cerca de Shalott.
Bajo el azul del cielo despejado
su silla tan lujosa refulgía
el yelmo y la alta pluma sobre el yelmo
como una sola llama ardían juntos
mientras él cabalgaba a Camelot.
Tal sucede en la noche purpúrea
bajo constelaciones luminosas,
un barbado meteoro se aproxima
a la quieta Shalott.
Su clara frente al sol resplandecía,
montado en su corcel de hermosos cascos;
pendían de debajo de su yelmo
sus bucles que eran negros cual tizones
mientras él cabalgaba a Camelot.
Al pasar por la orilla y junto al río
brillaba en el espejo de cristal.
"tiroliro", por la margen del río
cantaba Lanzarote.
Ella dejó el paño, dejó el telar,
a través de la estancia dio tres pasos,
vio que su lirio de agua florecía,
contempló el yelmo y contempló la pluma,
dirigió su mirada a Camelot.
Salió volando el hilo por los aires,
de lado a lado se quebró el espejo.
"Es ésta ya la maldición", gritó
la Dama de Shalott.
IV
Al soplo huracanado del levante,
los bosques sin color languidecían;
las aguas lamentábanse en la orilla;
con un cielo plomizo y bajo, estaba
lloviendo en Camelot la de las torres.
Ella descendió y encontró una barca
bajo un sauce flotando entre las aguas,
y en torno de la proa dejó escrito
La Dama de Shalott.
Y a través de la niebla, río abajo,
cual temerario vidente en un trance
que ve todos sus propios infortunios,
vidriada la expresión de su semblante,
dirigió su mirada a Camelot.
Y luego, a la caída de la tarde,
retiró la cadena y se tendió;
muy lejos la arrastró el ancho caudal,
la Dama de Shalott.
Echada, toda de un níveo blanco
que flotaba a los lados libremente
-leves hojas cayendo sobre ella-,
a través de los ruidos de la noche
fue deslizándose hasta Camelot.
Y en tanto que la barca serpeaba
entre cerros de sauces y sembrados,
cantar la oyeron su canción postrera,
la Dama de Shalott.
Oyeron un himno doliente y sacro
cantado en alto, cantado quedamente,
hasta que se heló su sangre despacio
y sus ojos se nublaron del todo
vueltos a Camelot la de las torres.
Cuando llegaba ya con la corriente
a la primera casa junto al agua,
cantando su canción, ella murió,
la Dama de Shalott.
Por debajo de torres y balcones,
junto a muros de calles y jardines,
su forma resplandeciente flotaba,
su mortal palidez entre las casas,
ya silenciosamente en Camelot.
Viniendo de los muelles se acercaron
caballero y burgués, señor y dama,
y su nombre leyeron en la proa,
la Dama de Shalott.
¿Quién es ésta?¿Y qué es lo que hace aquí?
Y en el cercano palacio encendido
se extinguió la alegría cortesana,
y llenos de temor se santiguaron
en Camelot los caballeros todos.
Pero quedó pensativo Lanzarote;
luego dijo: "tiene un hermoso rostro;
que Dios se apiade de ella, en su clemencia,
la Dama de Shalott"

sábado, 11 de junio de 2011

En la fuente


Ésta entrada se la dedico a mi madre, con mucho cariño.
Se trata del cuadro: "La Ondina" de John William Waterhouse. ¿Recuerdas la foto mía que pusiste en tu muro del Face, la que estoy junto a la fuente?. Pues ésta linda ninfa de las aguas es quién debe habitar en ella...

Bite Me


Otra imágen para la Extraña Fémina de "Dobla la Zozobra".
"Estoy totalmente segura de tres cosas. Primera: Gambito es un vampiro. Segunda: una parte de él, y no sé lo potente que puede ser esa parte, tiene sed de mi sangre. Y tercera: Yo, Pícara, estoy incondicional e irrevocablemente enamorada de él."
"-¿Le clavaste un lápiz a Gambito en la sala de peligro?"
"-Y así el Ladrón se enamoró de la oveja..."
Espera, ¿¿¿¿es esto X-MEN????

Nights at Gotham City



Primera entrada verdadera desde hace una eternidad.
Pongo una ilustración de Batman y Catwoman, pareja que me encanta xD
¿Que te parece, Extraña Fémina? (la dueña del blog: "Dobla la Zozobra", se entiende)