Los rusos lo llaman Zhar-Ptitsa. El
pájaro de fuego.
Sus
plumas, como de pavo real, desprenden ígneo fulgor, rojo y dorado.
Su incandescencia sola basta para inundar de luz una habitación
oscura como si un sol de mediodía estuviera atrapado en ella.
Según
los cuentos, solo un zarevich
valiente y noble será capaz de encontrar al Zhar-Ptitsa
y llevarlo con él, o simplemente conseguir una de sus invaluables
plumas.
Pero
el mismo zarevich jamás podría acometer semejante empresa sin la ayuda del Lobo
Gris. Montado sobre su lomo, a través de los bosques como una
centella, encontrarán la manera de resolver la demanda. Pero sólo
en su unión estará la victoria.
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