domingo, 30 de octubre de 2011

La seducción de un villano


Seamos sinceras, ¿qué chica no ha experimentado alguna vez ese ataque de frikismo agudo en el que una cae enamorada del chico malo?.
Los villanos atraen, sinceramente. Y en algunas ocasiones el héroe de la historia no le llega a su antagonista ni a la suela del zapato.
De Harry Potter pasas a adorar a Draco Malfoy. Y en lugar de quedarte con Stefan Salvatore, te lanzarías al cuello, más bien, de Damon Salvatore, el hermano oscuro y peligroso de Stefan.
No obstante, si te dejas o no arrastrar por el lado oscuro (tipo Darth Vader) quizás importa poco. Porque las heroínas de las historias se te adelantan y ya lo hacen por ti.
¿Ejemplos?. La protagonista de esta entrada: Pícara.
Habitualmente enamorada de Gambito, a veces Pícara cae (¡alegremente!) en las garras del archienemigo de la Patrulla X: Magneto (¿quizás por estas cosas le llaman “El Señor del Magnetismo”?).



Y no es que Gambito sea precisamente el típico héroe plasta, aburrido, soso y dramático al cual su novia abandona, asqueada, cada dos páginas para largarse con el primer villano que pase (¡con el que sea!. ¡Eh!, ¡tú!. ¿Eres villano?. ¿Quieres convertirme en tu Reina de la Oscuridad?. ¡¡Eeeeh!!...), si no que éste Príncipe de los Ladrones cajún apuesta siempre muy fuerte y trastorna los cerebros femeninos con su impecable francés de Nueva Orleans y sus frases tipo: “He venido a robarte a ti, chérie.”
Con todo, a veces es preciso un cambio de aires... Y Magneto no es un mal destino para estas vacaciones.



Pícara sabe todo esto... Y lo pone en práctica.
¿Y quién puede culpar a Pícara?. Gambito y Magneto peleándose por ella a su alrededor, y ella agarrada de la mano de los dos, sin saber a cuál escoger ni lo que hacer...
Te envidiamos tu dilema, Pícara. ¡Si las demás pudiéramos hacer otro tanto!...


domingo, 23 de octubre de 2011

Der Fliegende Holländer

Hoy quiero subir a mi blog esta preciosa balada de la ópera: "Der Fliegende Holländer" ("El Holandés Errante") de Wagner.
La protagonista de la obra, Senta, relata la historia del desventurado Capitán de El Holandés Errante, a quién muchos llaman Vanderdecken.
En la casa de Senta hay un extraño cuadro colgado en el salón. Se trata del retrato de un hombre apuesto, muy pálido y de ojos tristísimos. Él es el Capitán maldito, y Senta vive sumida en un ensueño morboso pendiente noche y día del cuadro, obsesionada con la idea de que debe de existir en alguna parte del mundo una mujer capaz de redimir de su maleficio al Capitán...

Por cierto, la imágen que colorea esta entrada no trata sobre "El Holandés Errante".
Es simplemente un cuadro de Waterhouse que representa a Miranda, de: "La Tempestad" de William Shakespeare. Pero me parecía una pintura tan acertada para el tema...



Balada de Senta - El Holandés Errante


I

¡Johohoe! ¡Johohohoe! ¡Jojohoe! ¡Johoe!

¿Has visto por el océano

el barco de velas rojas como la sangre

y mástiles negros?

Sobre el puente del barco,

un hombre pálido,

el señor del navío,

mantiene la guardia sin cesar.

¡Ay! ¡como aúlla el viento! ¡Johohe! ¡Hojohe!

¡Ay! ¡como silba entre los aparejos! ¡Johohe! ¡Hojohe!

¡Ay! El sigue volando como una flecha sin blanco,

sin final, sin descanso.

Pero un día podría haber redención para ese hombre pálido

si encontrara en tierra una esposa que le fuera fiel hasta la muerte.

¡Ay! ¿Cuándo la encontrarás, pálido marinero?.

Rogad al Cielo para que pronto,

una esposa se mantenga fiel a él.


II

Una vez, durante una violenta tormenta

con vientos muy fuertes, intentó voltear un cabo;

maldijo, en un arrebato de locura juró:

“En toda la eternidad no pararé hasta conseguirlo”.

¡Ay! Y Satanás lo oyó. ¡Johohe! ¡Hojohe!

Y le tomó la palabra. ¡Johohe! ¡Hojohe!

¡Ay! Y ahora, maldito,

surca por los mares sin final, sin descanso.

Y, para que el pobre pudiera todavía hallar redención en tierra,

el Ángel del Señor le mostró el camino hacia la salvación.

¡Ay! ¡Si la pudierais encontrar, pálido marinero!

Rogad al cielo para que pronto

una esposa se mantenga fiel a él.


III

Echa el ancla cada siete años y

baja a tierra para buscar esposa.

Cada siete años corteja a una mujer,

pero nunca ha hallado una esposa fiel.

¡Ay! “Izad las velas”. ¡Johohe! ¡Hojohe!

¡Ay! “Levad anclas”. ¡Johohe! ¡Hojohe!

¡Ay! “Amor infiel, promesa infiel!”.


¡Al mar, sin final, sin descanso!.


sábado, 8 de octubre de 2011

Lenore

Una balada gótica muy famosa, que incluso mencionan y citan en "Drácula" de Bram Stoker. Romántica, trágica y aterradora narra la historia de una mujer llamada Lenore que cree que su amante ha muerto y reniega por ello de la Providencia.
Pero, contra todo pronóstico, alguien llama a su puerta... y a simple vista parece William, su amante, que ha vuelto sano y salvo y se lleva a Lenore cabalgando en la noche...




Lenore - Göttfried August Bürger

Amaneció Lenore junto al alba carmesí,
surgiendo de temibles visiones,
"¿Eres infiel, William, o estás muerto?
hace tanto que has marchado..."
Pues él, con los guerreros de Federico,
a la lejana Praga fue a luchar;
nunca escribió, en el fragor del combate,
y triste estaba el corazón sincero que lo añoraba.

La Emperatriz y el Rey,
cansados de una lucha sin cuartel,
al fin terminaron con el odio pertinaz,
que inspiraba la rivalidad:
y la multitud marcial, con risas y canciones,
hablaba de su hogar mientras marchaba,
y ¡clank, clank, clank! venían los rangos,
al sonido de las trompetas que crecía.

Y aquí y allí, en todas partes,
a lo largo del sendero lleno de gente,
venían viejos y jóvenes, con música alegre,
a unirse a las bandas;
y los niños saltaban y gritaban para espiar a la multitud,
y temblando y estremecida la novia empujaba:
Pero ¡Oh! para los labios suaves de Lenore
se habían terminado los besos y agradecimientos.

Corría rápidamente mirando hombre por hombre
con ojos anhelantes;
pero se sentía sola en la multitud poderosa,
como si la presionara y aplastara,
Mientras pasaba de la tropa (un grupo agradable)
orgullosas las plumas ondeaban y caían,
Ella se arrancaba los cabellos y giraba,
y como loca se retorcía contra el suelo.

Su madre la acariciaba con ternura,
con suaves palabras de aliento:
"Hija mía, que Dios te contemple
y te tranquilice, niña mía."
"¡Oh, madre, madre! ¡Lo que se fue, se fue!
No comprendo cómo el mundo sigue rodando:
¿Qué piedad tiene Dios conmigo?
¡Pena, pena y aflicción, para mi pesado corazón!"

"¡Cielo, ayúdala!
¡Niña, reza un Ave María!
Grandes y sabios son los actos de Dios;
Él te ama y se compadece de ti."
"¡Fuera, madre, fuera con esas mentiras!
¿Acaso Él ve mi desesperación, o escucha mi llanto?
¿Qué importa ahora esperar o rezar?
La noche ha llegado, el día ha muerto."

"¡Ayuda, Cielos, ayuda! Quien conoce al Padre
sabe por cierto que ama a su niña:
El pan y el vino de su mano divina
suavizarán su ira temperamental."
"¡Oh, madre, querida madre! el vino y el pan
no aliviarán la angustia que tortura mi mente;
porque será tarde para el pan y el vino
para este frío cadáver que aúlla desde la tumba."

"¿Qué pasaría si la falsa fe del traidor falló,
instigada por dulces tentaciones?
¿Qué pasaría si en la lejana Hungría
el tomó otra novia?
Rechaza al frágil tonto, mujer,
que acepta piedras y rechaza las perlas:
mientras que el alma y el cuerpo estén juntos
en su corazón traicionero siempre habrá tormentas."

"¡Oh madre, oh madre! ¡Lo muerto, muerto está,
y perdido quedará!
La muerte, la muerte es el destino de mi alma,
aplastada, quebrada y desolada.
¡La chispa de mi vida! ¡Abajo, abajo a la tumba:
muere sola en la noche, muere lejos en la oscuridad!
¿Qué piedad tiene Dios de mí?
¡Lamentos, ay, por mi pesado corazón!"

"Ayuda, Cielo, ayuda, y no la abandones
porque sus penas son muy agudas,
no sabe lo que dice,
¡Oh, no consideres pecado sus palabras!
Abandona, hija mía, tu desdicha,
y piensa en las felicidades prometidas,
para que tenga paz tu mente
y sé una esperanza y hogar y novia para él."

"¿Madre mía, qué es la felicidad?
¿Madre mía, qué es el infierno?
¡Mi felicidad es estar con William,
Sin él, el mundo es infierno!
Muero sola en la noche, lejos en la oscuridad!
Tierra y Cielo, Cielo y tierra,
nada peor que estar sin William."

Esta pena quebraba el pecho de Lenore,
y apesadumbraba su cerebro;
Así surgía su lamento al Poder en lo alto,
para dudar y quejarse:
Sacudiendo sus manos y golpeando su seno,
Gritando y aullando sin descanso,
hasta que su suave velo la luna desplegó,
y las estrellas brillaron en el azul oscuro.

¡Pero se escuchan unos ruidos y el trote
de un pesado caballo!
¡Cómo retumba el acero mientras surge el jinete!
¡Cómo grita el eco!
Mientras silenciosa y claramente la campana gentil
repiquetea y tintinea dulcemente;
y claro y muy bajo a través del tablón de la puerta
llega una voz a los oídos:

"¡Hola, hola! Destrabad la puerta;
¿Estás despierta, novia mía, o dormida?
¿Tu corazón aún está libre y fiel al mío?
¿Estás riendo, novia mía, o llorando?"
"¡Oh, cansada estoy, William, he esperado por ti,
Lamentandóme mientras aguardaba todo el día,
llorando con una gran pena,
por la crueldad de tu demora."

"Hasta la mortal medianoche no descansamos,
he viajado rápido desde muy lejos,
y aquí estoy de vuelta con ellos
ahora ya pasó la oscuridad."
"¡Ah! Descansa con ellos hasta que la noche esté tranquila,
suave debes ser, y blando, y cálido:
Escucha al viento, cómo susurra y golpea
a través de las hierbas espinosas."

"A través de las zarzas de espinos déjalos suspirar,
¡Déjalos suspirar, niña, déjalos!
Calma la fiereza del ojo brillante de mi cabalgadura,
y su orgulloso y salvaje penacho.
¡Arriba, arriba y lejos! No pararé,
¡Monta rápido detrás mío, arriba, arriba y lejos!
Cientos de millas serán cabalgadas
hasta que pueda reposar en la cama nupcial."

"¡Qué! ¡cabalgar cien millas esta noche,
llevado por esas locas fantasías!
¿No escuchas la campana con su lamento,
mientras tocan las once?"
"Mira, ¡mira!. ¡Mira! la luna brilla:
Nosotros y los muertos cabalgamos rápido en la noche.
Es por una apuesta que te llevaré
al recinto nupcial cada vez que nazca el día."

"¡Oh! ¿Dónde está el cuarto, querido William,
y dónde la cama, William?"
"Lejos, lejos de aquí: quieto, estrecho y frío:
tablón y fondo y tapa."
"¿Hay lugar para mí?"
"¡Para mí y para tí,
Sube, sube a la montura rápidamente!
Los invitados a la boda están listos,
y la puerta de la cámara está abierta."

Aquí a la derecha y allá a la izquierda,
pasaban los sembrados de maíz y tréboles,
y los puentes apenas vistos por los ojos asombrados,
mientras los sobrevolaban traqueteando.
"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,
Los muertos viajan rápido a través de la noche.
¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"
"¡Oh, no, déjalos dormir en su lecho polvoriento!"

En la fresca y suave brisa que flotaba alrededor
mientras los cuervos volaban sobre sus cabezas,
¡Din Dón! ¡Din Dón! Es el sonido, es la canción,
"Lugar, haced lugar para los muertos que pasan!"
Lentamente el tren funerario se acerca,
llevando el ataúd, llevando el ferétro;
y el lamento de su canto era crudo y sibilante,
como el croar de las ranas en las marismas.

"Desenterraste tu cádaver en la medianoche oscura,
con himnos y tañidos y gemidos,
Pero yo te devuelvo al hogar, mi joven esposa,
para una fiesta nupcial más hermosa.
Ven, corista, ven con tu gentío coral,
y cantad solemnemente una canción de bodas,
Ven, hermano, ven - deja escapar la bendición
que no se interrumpa el descanso del novio y la novia."

¡Pasan a la derecha, pasan a la izquierda,
los árboles y montañas en la carrera!
¡A la izquierda, y a la derecha y la izquierda,
vuelan sobre el pueblo y el mercado!
"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,
Los muertos viajan rápido a través de la noche.
¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"
"¡Oh! déjalos solos en su lecho polvoriento!"

¡Mira, mira, mira! en el árbol del patíbulo,
mientras bailan rodando alocadamente,
arriba y abajo, al resplandor lunar,
un grupo volátil, semi perdidos: "¡Ja, ja! loca multitud,
venid aquí, y uníos al comienzo de mi veloz carrera; Venid,
bailadme una danza, oh bailarines,
mientras nos encerramos en los tablones del lecho nupcial."

¡Cómo corre la luna allá en lo alto,
en la salvaje carrera alocada!
¡Afuera y adentro, moviéndose como las estrellas
y giran sobre el cielo resplandeciente!
"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,
Rápidamente los muertos cabalgan a través de la noche.
¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"
"¡Ay! Déjalos solos en su lecho polvoriento!"

"¡Corcel, corcel! apura la marcha,
que la arena del tiempo está bien gastada;
¡Corcel, corcel, rápido! comienza el día,
El aroma matutino se siente.
Termina nuestra cabalgata, termina:
¡Haced lugar, espacio para el novio y la novia!
¡Finalmente, al fin hemos llegado al sitio,
porque la velocidad del muerto no ha aminorado!"

Y rápidamente hacia una puerta de hierro,
llegaron con las riendas sueltas;
Al toque del jinete los cerrojos cedieron,
y las trabas se quebraron y cayeron;
las puertas se abrieron ante el toque de difuntos,
y sobre las blancas tumbas se lanzaron sin orden ni concierto:
las tumbas parecían arbustos sombríos,
mientras brillaban por la débil luz de la luna.

¡Pero mira, mira! en un parpadear,
una maravilla fantasmal,
la chaqueta del jinete, pedazo a pedazo,
se cae como ceniza brillante,
Sin sangre y sin pelo, una calavera desnuda,
la visión de esa macabra cabeza fue horrible,
ya no estaba allí la máscara de la vida,
y el esqueleto llevaba un reloj de arena y una guadaña.

Fuerte relinchó el caballo mientras se hundía,
y las chispas caían desparramadas:
¿Qué hombre podría decir si hubiera huído,
o se hubiera desmayado en terreno abierto?
¡Lamentos desde la tierra y aullidos en el aire!
¡Gritos y gemidos por todas partes!
Semimuerta, medio viva, el alma de Lenore
luchó como nunca antes había luchado.

La tropa del cementerio -un grupo fantasmagórico-
rodeó a la mujer agonizante;
Adentro y afuera en sus volteretas
a través del giro de los danzarines:
"Paciencia, paciencia, cuando el corazón se está quebrando;
A tu Dios no se le hacen preguntas:
¡Fuera de tu cuerpo y liberada:
El Cielo conservará tu alma eternamente!"