En cierto momento, se prohibió transcribir la música de este Miserere y sólo se permitió que fuera tocado en sus servicios particulares. Medida que rodeó de misterio y extraño encanto la pieza.
Violar esta prohibición se castigaba con la excomunión.
SALMO 51 (Del rey David):
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia:Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones;
Y mi pecado está siempre delante de mí.
A ti, a ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos:
Porque seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo:
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Purifícame con hisopo, y seré limpio:
Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría;
Y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio;
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti;
Y no quites de mí tu santo espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salud;
Y el espíritu libre me sustente.
Enseñaré a los prevaricadores tus caminos;
Y los pecadores se convertirán a ti.
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salud:
Cantará mi lengua tu justicia.
Señor, abre mis labios;
Y publicará mi boca tu alabanza.
Porque no quieres tú sacrificio que yo daría;
No quieres holocausto.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado:
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Haz bien con tu benevolencia a Sión:
Edifica los muros de Jerusalén,
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada: Entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.
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