La Canción de Ariel (La Tempestad - William Shakespeare)
Tu padre reposa en lo profundo del mar
y sus huesos son coral.
Perlas sus ojos.
Mas nada en él se desvanece,
pues el mar todo lo transforma
en algo extraño y prodigioso.
A toda hora las ninfas doblarán por él:
"Din, don".
¡Atento!. Ya las oigo:
"Din, don, din don."
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